jueves, 8 de abril de 2010

The vampire diaries, el regreso. Prólogo

Tuve que corregir varios errores de la versión que me descargué, pero por fin pude terminar y aquí está el prólogo de la quinta parte de las crónicas vampíricas:
ATENCIÓN: Esto es el principio del quinto libro de Cronicas vampiricas (De L.J.Smith). Leerlo es SPOLIER PURO. Te atienes a las consecuencias.

CRONICAS VAMPIRICAS 5
THE RETURN: NIGHTFALL

L.J SMITH

Para Kathryn Jane Smith, mi madre,
con mucho amor.


Prólogo
¿Stefan?

Elena estaba frustrada, ella no podía hacer que las palabras en su mente salieran del modo en que quisiera. “Stefan”, le persuadió. Él estaba inclinado sobre su codo mirándola con esos ojos que siempre hacían que ella casi olvidara que estaba tratando de decir. Ellos brillaban como la verde primavera bajo la luz del sol.
“Stefan” repitió.
“Puedes decirlo, amor hermoso”
Elena lo miro solemnemente. Él era tan guapo que rompía su corazón, con sus pálidos, cincelados rasgos y su oscuro cabello cayendo cuidadosamente por su frente. Ella quería expresar con palabras todo lo que sentía tras su tonta lengua y su testaruda cabeza. Había tantas cosas que quería preguntarle... que decirle. Pero los sonidos no venían todavía. Ellos se enredaban en su lengua. Ella ni siquiera se las podía enviar telepáticamente. Todas venían como imágenes fragmentadas.
Después de todo, solo era el séptimo día de su nueva vida.
Stefan le había dicho que cuando despertó por primera vez, cuando regreso del “Otro Lado”, después de su muerte como un vampiro, ella había sido capaz de hablar y caminar y hacer varias cosas que ahora parecía haber olvidado. Él no sabia por qué ella lo había olvidado. Él jamás había conocido a una persona que haya regresado de la muerte excepto vampiros ,lo que Elena había sido, pero ciertamente parecía no serlo mas.
Stefan también le había dicho excitadamente que ella estaba aprendiendo como pólvora todos los días. Nuevas imágenes, nuevos pensamientos. Aunque a veces era mas fácil que otras comunicarse, Stefan estaba seguro que pronto ella sería la de siempre. Entonces ella actuaría como la adolescente que en realidad era. No seria más una adulta con una mente de bebé, este era el modo en que los espíritus claramente querían que lo hiciera: Creciendo, viendo el mundo con nuevos ojos, los ojos de un niño.
Elena pensó que los espíritus habían sido algo injustos. ¿Que si Stefan en ese tiempo encontraba a alguien que pudiera caminar y hablar, incluso escribir? Eso la preocupaba.
Por esa razón, hace algunas noches, Stefan se había despertado para encontrarse que ella no estaba en la cama. El la encontró en el baño, pobremente ansiosa sobre un diario, tratando de darle sentido a las palabras ilegibles que ella supo que alguna vez había conocido, el papel tenía marcas de sus lágrimas. Las palabras no significaban nada para ella.
“¿Pero por que, amor? Vas a aprender a leer nuevamente ¿Por que apresurarse?”
Eso fue antes de que él viera los pedazos de lápiz, roto por haberlo agarrado con tanta fuerza y los cuidadosamente acumulados papeles higiénicos. Ella los había estado usando para tratar de imitar las palabras. Tal vez, si ella pudiera escribir como otras personas, tal vez Stefan dejaría de dormir en esa silla y estaría con ella en la gran cama. Él no iría a buscar alguien más grande e inteligente. El sabría que ella ya había crecido.
Ella vio como Stefan organizaba todo en su mente y vió las lagrimas venir de sus ojos. Él había pensado que jamás se permitiría llorar no importa que pasara. Pero le dio la espalda respirando lenta y profundamente por lo que pareció ser mucho tiempo.
Después la recogió, la llevo a la cama, la miró a los ojos y dijo: “Elena, dime que quieres que haga. Incluso si es imposible, lo haré. Lo juro. Dímelo”
Todas las palabras que ella quería pensar para él atascadas en su interior. De sus ojos caían lágrimas que Stefan quitaba con sus dedos, como si pudiera dañar una pintura muy preciosa tocándola muy bruscamente.
Entonces Elena lo enfrentó, cerró los ojos y cerró sus labios un poco. Ella quería un beso, pero...
“Tu eres un niña en tu mente” Stefan agonizo, “¿Como podría aprovecharme de ti?”
Había un lenguaje de señas que ellos tenían en el pasado que Elena aún recordaba. Ella daba leves golpecitos en su cuello, donde era más suave. Eso significaba que ella quería…
Stefan gimió.
Tap, tap, tap...
“No puedo...”
Tap, tap, tap...
“Todavía no eres tu misma...”
Tap, tap, tap...
“Escúchame, amor...”
TAP, TAP, TAP! Ella lo miro fijamente con ojos suplicantes. Si hubiera podido hablar estaría diciendo: Por favor, dame algo de crédito No soy totalmente estúpida. Por favor, escucha lo que no te puedo decir.
“Eso duele, realmente duele” Stefan la había interpretado con algo de aturdida resignación “Si… si yo… si yo realmente tomo un poco…”
Y de pronto los dedos de Stefan eran fríos y seguros. Moviendo su cabeza, poniéndola en ese ángulo… y después ella sintió los colmillos, los cuales la convencieron más que nunca que estaba viva y no era más un espíritu.
Entonces ella estuvo segura que Stefan la amaba a ella y a nadie mas y ella le podría decir alguna de las cosas que quería. Pero tenía que decírselas en pequeñas exclamaciones, no de dolor con estrellas y cometas disparados rodeándola. Y Stefan era el que ahora no podía pensar una sola palabra para ella. Stefan era el q estaba en total silencio.
Elena pensó solo lo justo. Después de eso, él la sostuvo en sus brazos toda la noche y ella fue feliz para siempre...

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